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miércoles, 8 de junio de 2011

Artículo despectivo en Abc.es sobre la Vinotinto


Si es que no entendemos a Chávez. Debe ser por ese tonillo así como de Villarobledo de Abajo que se usa a veces y que no nos deja comprender su dialéctica. Cuando dijo aquello de «Temblad españoles, bla bla bla...», se refería el hombre a que tembláramos porque los suyos nos iban a dar hasta en el carné de identidad, el pasaporte y el de conducir. Que lo del saco de goles era al revés, pero que no le entendimos el discurso. 
Eso sí, rascar Venezuela si que rascó, más que la lija del diez. Vieron lo que le cayó a Estados Unidos y estos pensaron que le iban a amargar el vinotinto a los españoles. Así que tarascada va, tarascada viene y los de Del Bosque volaban como mariposas.
Sumen a eso los 36 grados y el noventa por ciento de humedad y verán que no estaba el horno para heroicidades. Pues aún así, Xabi Alonso y los suyos comenzaron el partido, enseñaron el balón a los rivales para que lo vieran una vez y ya no se lo dejaron atisbar en todo el encuentro.
Venezuela, todo hay que decirlo, tiene algunas buenas individualidades, jugadores apañados como Rincón, Orozco o González, pero tiene otros mejores, como Arango, y se lo guardaron a saber con qué oscuro propósito. De cualquier forma, equipo no es, más bien un grupo de gente voluntariosa que se esfuerzan y lo intentan. Además, dispone de un portero lamentable. Para empezar, no tiene pinta de portero, sino más bien de funcionario de la Administración con aspecto de pitufo gruñón. Apenas levanta tres palmos de suelo y cuando se tira a por los balones estos ya están en el centro del campo sacando el gol que le han metido. España, con poco, le metió tres como pudieron ser más si más hubieran disparado a puerta.
Villa le tentó las carnecillas al minuto cuatro y vio que se tragó una falta sacada desde Asturias. Así que todos se pusieron a meterle balonazos en cuanto lo divisaban aunque fuera con prismáticos. Pedro le superó con un tiro raso y al filo del descanso Xabi Alonso disparó desde Tolosa y también se la clavó al pobrecillo.
Solo detalles
Venezuela tuvo detalles. Diagonales de Orozco, cierto toque de Rincón y llegadas interesantes de González, pero se aturulló en los metros finales, obsesionada la mayoría de su gente por buscar el tobillo español para frenar el cachondeo en el que se había convertido el tiqui taca español. «Toma, voy, te doy, dame, no tú mejor que a mí me da la risa...» , en fin, el baño de siempre pero ante una escuadra aún más inferior.
Eso sí, a todo eso, España jugaba con una defensa suplente, sin Silva,con Llorente muy perdido ayer y sin Borja Valero (ya no digamos Xavi, ausente en esta gira). Es decir, casi un equipo B, y sin casi. Suficiente para pegar un repaso a un equipo lento, de toque, pero sin capacidad suficiente para hacer daño de verdad. Solo le mantenía en el partido la posibilidad, muy factible, de que España se echase la siesta en un terreno de juego que parecía una selva de alta que tenía la hierba.
Como suele suceder en esta clase de partidos, el carrusel de cambios de la segunda parte desvirtuaron un poco el juego, aunque más lo hizo la diferencia en el marcador. Venezuela mejoró algo con la inclusión de Arango, pero Del Bosque contestó metiendo a Cazorla y Silva en el campo, que son palabras mayores. Con dos de los pitufos peligrosos en el campo, España siguió inquietando, aunque esta vez el portero Vega respondió con cierta solvencia. Lo mismo que Valdéscuando España soltó un poco las riendas y los locales se fueron con entusiasmo a por un gol que le redimiese. No lo consiguió porque apenas tiene gol y al final fuera fuese el momento de decirle a su mandatario aquello tan famoso de «¿por qué no te callas?».
JOSÉ MANUEL CUÉLLAR (Abc.es)

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